El vibrante ambiente de la carrera, combinado con la elegancia y el lujo de Mónaco, proporcionó una fuente de inspiración única que se reflejó en mi obra. Este proyecto no solo fue un desafío por su magnitud y la importancia de poder trabajar para una de las escuderías más importantes de la Formula uno, sino que también me permitió plasmar mi interés por el dinamismo y la precisión, características esenciales tanto en el arte como en el automovilismo.
Trabajar en un espacio tan icónico como fue el Grimaldi forum, con el rugido de los motores y el espíritu de carrera llenando el aire, me empujó a entregar un mural que no solo capturara la esencia de McLaren, sino que también plasmara la emoción y la pasión inherentes a la Fórmula Uno. La oportunidad de dejar mi huella en un evento de tal prestigio fue un honor inmenso y una afirmación de que el arte tiene el poder de unir mundos.
